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Decálogo para mejorar tu restaurante

Decálogo para mejorar tu restaurante
Una buena organización y cuidado con los detalles es todo lo necesario para ofrecer un servicio propio de los mejores restaurantes
Mejorar nuestro negocio puede resultar más sencillo de lo que aparenta. Con sentido común, observación, organización y un cuidado constante en algunos detalles es posible buscar la excelencia en nuestro servicio. A continuación vamos a ver algunos de los puntos a trabajar. Organización Antes de empezar puede dar muy buen resultado reunir a los responsables y trabajadores de la sala y cocina para organizar el día de trabajo. De esta manera todos serán conocedores de lo que se plantea en particular o los contratiempos para ese día: el plato del día, una determinada bebida, repasar las reservas hasta una baja que hay que cubrir o analizar fallos de días anteriores. Organización, entre todos. Directrices Se puede llamar el Manual de Estilo del restaurante y es conveniente que esté por escrito y se trabaje con los empleados para que todo se desarrolle de acuerdo al estilo que se quiere marcar. Puede tener forma de lista, redactarse en breves párrafos como en este artículo, lo importante es que sea claro y directo. Y a pesar de ello siempre puede ayudar repasarlo con ellos para aclarar dudas y prever situaciones. Protocolos Igual que en el punto anterior, se pueden escribir algunos protocolos de actuación. La hostelería no va a ser el sector en inventar esta forma de trabajar. Ni es complicado. Consiste en describir los pasos a seguir ante unas determinadas situaciones de forma que se logren resolver con éxito. Los protocolos son importantes porque estandarizan la forma de actuar de todos los miembros del equipo, logrando una buena reacción independientemente de la persona y el momento. Motivación Necesitamos un equipo, de verdad, para que nuestro negocio funcione. El ánimo con que los empleados afronten cada jornada de trabajo influye mucho en el resultado. Que se sientan parte del negocio, que se sientan valorados y reconocidos, que tengan la satisfacción del trabajo bien hecho… son factores que se han de cuidar. Participación, buen ambiente y buenas formas, remuneración adecuada u horarios cómodos y que faciliten la conciliación con la familia son ejemplos de cómo se consigue. Formación Haz una característica de tu dirección el empeño por implantar una formación constante que mejore la preparación de los empleados. Y además los harás sentirse parte del negocio y estarán contentos con su trabajo. Puedes contratar una sesión con un coach, preparar una sesión con un barista o bartender que les enseñe a preparar determinadas bebidas o simplemente involucrarlos en la preparación de los platos con una cata, también en los vinos. Sitúación Aunque una persona se forme y lo haga con mucho empeño, no cabe duda de que a cada uno se nos dan mejor unas determinadas tareas. Por nuestro carácter, por nuestra experiencia o por otras razones. En este punto lo que tratamos de plantear es que tenemos que observar cuáles con las cualidades innatas de cada uno para situarlo al frente de la tarea que mejor puede desarrollar. La suma de todos es el buen resultado del equipo. Herramientas En muchas ocasiones caemos en el error de querer encontrar el origen de los problemas en la persona y no en otras razones. Una de ellas son las herramientas. El trabajador las necesita para desarrollar bien su tarea. De lo contrario nunca logrará unos platos, bebidas ni un servicio del nivel al que aspiras por muy bueno que sea o esté preparado de forma inmejorable. Planificación Hemos hablado de organización, y puede sonarnos a lo mismo pero no lo es. Con esto lo que planteamos es la necesidad de prever determinadas situaciones para adelantarse a ellas. Ser previsores, gestionar información, actuar en consecuencia para dirigir un negocio con profesionalidad y ganar en competitividad y rentabilidad. Apoyarse en un programa informático que guarde las reservas de cada día u otros datos estadísticos es un ejemplo de lo que hablamos en este punto. Mantenimiento Montar un restaurante bonito está muy bien, lograr el ambiente o la temática que habías pensado también, ofrecer un sitio en perfecta consonancia con el público que buscas igual. Pero de poco sirve si no trabajamos a diario su mantenimiento: limpieza, orden, reparación, reposición. Empezando por un plato roto, pasando por una bombilla fundida y llegando al jabón o papel higiénico del aseo. Aprendizaje Cada situación, cada problema, cada error es una experiencia nueva de la que aprender. Solo se puede crecer como responsable de un negocio con esta actitud. Analiza periódicamente, comparte impresiones con los demás y llegarás a conclusiones acertadas. ¡Ah! Y lo más importante, tendrás soluciones y corregirás errores de forma que no se repetirán en el futuro.
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